El reciente anuncio de Square Enix reveló que Final Fantasy XVI, Final Fantasy VII Rebirth y Foamstars no cumplieron con las expectativas. Sin embargo, el juego The Rising Tide ha sido otro ejemplo de las limitaciones temporales y presupuestarias que afectan a la compañía. A pesar de intentar alcanzar la vanguardia técnica, las decisiones comerciales han provocado la publicación de títulos incompletos. The Rising Tide presenta una trama prometedora, pero su desarrollo decepciona al resolver los conflictos de manera apresurada.
En el juego, Clive recibe una misiva que anuncia la inminente destrucción causada por Leviatán. A medida que la historia avanza, los personajes deben enfrentar dilemas éticos y morales, pero las decisiones nunca llegan a tener un impacto profundo en la trama. A pesar de contar con momentos sobresalientes, la narrativa se desinfla y deja una sensación de oportunidad perdida.
En cuanto al gameplay, The Rising Tide ofrece misiones secundarias y batallas contra Leviatán que destacan por su diseño y desafío. Sin embargo, el mundo abierto carece de interacción y variedad, lo que limita la experiencia del jugador. A pesar de momentos brillantes, el juego no logra justificar su precio ni mantener la cohesión en su desarrollo.
En resumen, Final Fantasy XVI The Rising Tide refleja las debilidades de la estrategia empresarial de Square Enix, que prioriza la rapidez sobre la calidad en el desarrollo de sus juegos. Aunque el juego cuenta con aspectos positivos, como el combate contra Leviatán y la música, en general queda la sensación de que podría haber sido mejor aprovechado.
